Video: Manuela Ojeda
jueves, 19 de enero de 2012
Recomendaciones
Recomendaciones
- Las actividades de recreación sólo pueden realizarse dentro de las áreas destinadas para tal fin. Evitar pisar la grama y no deteriorar las instalaciones.
- Deposite la basura en bolsas y trasládelas fuera del área del parque o utilice los lugares señalados.
- Los entes encargados deben mejorar la limpieza del lugar.
- Mejorar el tiempo de espera para realizar las actividades e ingresar a las instalaciones.
- Colocar sistema alumbrado para evitar actos delictivos.
- Colocar mayor señalización.
- Realizar mantenimiento a las vías de acceso.
- Tratar de concientizar al usuario sobre el cuidado y mantenimiento del lugar.
Foto: Archivo |
Galipán
Galipán es un pequeño poblado ubicado en el lado norte del Ávila, en el estado Vargas, el poblado que se encuentra a 1870 mts sobre el nivel del mar. Es famoso por sus cultivos de flores y restaurantes. El nombre de Galipán proviene de un cacique de la tribu Caribe llamamdo Galipa.
El pueblo de Galipán sufrió una grave crisis finales de la década de los 70 debido al cierre del teleférico, no hubo flujo de turismo ni de ventas es por ello que los pobladores hacen sus propios negocios en la ciudades de Caracas y Vargas así como la venta de flores y frutas muy conocida entre los caraqueños.
Actualmente, los Jeeps 4X4 son el medio más idónea para dirigirse a la zona, estos van desde Cotiza en Caracas o Macuto en Vargas hasta el pueblo de Galipán. De poseer rustico también se puede acceder con vehículo particular.
Existen varios restaurantes y pequeñas posadas así como museos y pequeñas tiendas en las cuales comprar adornos y, sobre todo, dulces y comidas del lugar. Se trata de pequeñas tiendas en las cuales se venden productos locales, como vino de moras, galletas, mermeladas y picantes artesanales preparados por los pobladores.
Foto: Erick Marquez-Pueblo de Galipán |
Foto: Erick Marquez-Venta Artesanal |
Foto: Erick Marquez-Edificación tradicional |
Foto: Erick Marquez- Galipán |
Foto: Erick Marquez-Pueblo de Galipán |
Sistema Teleférico Warairareparo
El sistema Teleférico Warairareparo, en el pico del Parque Nacional El Avila, la montaña que separa a la ciudad del Mar Caribe, fue construido en la década de los 50. Por razones de mantenimiento permaneció cerrado por muchos años, hasta mediados de 2002 cuando reinició sus actividades de la mano de una empresa privada que se encargó de la restauración, modernización y operación del complejo turístico.. Desde allí los visitantes disfrutan de la mejor vista de la ciudad y de una atracción única en el país.
El recorrido dura aproximadamente 12 minutos. Según estudios este es uno de los teleféricos más modernos del mundo. Atraviesa una distancia de 3.5 km. Tiene 84 cabinas, cada una con capacidad para ocho personas, y puede tomarse desde la estación en Maripérez.
En sus instalaciones se puede disfrutar de visitas guiadas al Hotel Humboldt, un monumento arquitectónico y de gran valor histórico para la comunidad de Caracas
Asimismo, se puede disfrutar de una pista de patinaje sobre hielo, restaurantes, locales de comida y dulces, venta de artesanías, venta de suvenirs, un parque de distracción, y la animación de diferentes artistas independientes. Asimismo, existe la posibilidad de tomar un rústico hasta Galipán, un pueblito de tradición, que también se encuentra ubicado en los linderos de El Ávila.
Local de comida |
Foto: Manuela Ojeda-Restaurant |
Foto: Manuela Ojeda-Cola a la espera de poder abordar las cabinas |
Foto: Manuela Ojeda-Sistema de teleférico Warairareparo |
Foto: Manuela Ojeda-Vista hacia Caracas |
Foto: Manuela Ojeda-Vista a la montaña |
Foto: Manuela Ojeda-Artistas independientes |
Foto: Manuela Ojeda-Darwin artista independiente |
Foto: Manuela Ojeda-Caminerias |
Foto: Manuela Ojeda-Caminerias |
Foto: Manuela Ojeda- Bandera de Venezuela |
Foto: Manuela Ojeda-Vista a Caracas |
Foto: Manuela Ojeda-Hotel Humboltd |
Foto: Manuela Ojeda-Vista a la Guaira |
Foto: Manuela Ojeda-Visitantes con su dibujo realizado por Aureliano pintor independiente |
Reseña Historica de El Ávila
Desde que fuera fundada en 1567 por Diego de Losada, la ciudad de Caracas gozó de una merecida fama por las condiciones ambientales excepcionales que reinaban en su alargado valle. Asentada en una alta meseta montañosa cercana al litoral, dotada de magníficos recursos naturales y de un clima subtropical sin grandes variaciones en la temperatura y en la pluviosidad anual, la capital de Venezuela fue hasta las cuatro primeras décadas del presente siglo, el centro urbanizado por excelencia del país y el principal polo de atracción de la población rural.
En la conformación de esas características y valores del entorno natural de la capital, tuvo siempre importancia y una singular influencia, la imponente serranía que la separa del mar: el macizo del Ávila.
Este prominente rasgo físico geográfico, que define por el Norte el límite del valle, está indefectiblemente unido a la historia y a la ecología de la ciudad y es parte vital de la misma. Por eso se han hecho grande esfuerzos para preservarlo, ya que forma prácticamente una unidad con la ciudad de Caracas.
En 1952, con ocasión de reunirse en Caracas la Asamblea de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales (UICN), se propuso que el Cerro El Ávila fuese declarado Parque Nacional.
En 1954, el Reverendo Hermano Ginés, director de la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, ponía una vez más de relieve el valor de la montaña cuando afirmaba que: “Caracas puede sentirse orgullosa y agradecida de haber sido favorecida por la Naturaleza con montañas como la del Ávila, a cuyos pies se cobija y de cuyo paisaje puede disfrutarse permanentemente. Esa montaña y otras circundantes constituyen no sólo el elemento paisajístico cantado por los poetas y el origen de muchas aguas, sino que viene a ser providencial para proporcionar aquel factor que le falta al hombre en la ciudad: el contacto con la Naturaleza”.
Estos significativos antecedentes, junto con el violento crecimiento que experimentó Caracas en la década de los años 50, constituyeron la principal motivación para que el Gobierno Nacional tomara la sabia y previsora decisión de decretar la creación del Parque Nacional.
La disposición oficial fue muy acertada y oportuna, ya que permitió hacer frente a las fuerzas incontroladas de expansión física y demográfica de la ciudad, que amenazaban con desbordarse sobre la montaña mayor. También subrayaba el interés de revalorizar la única zona de expansión al aire libre en las proximidades de la ciudad.
Esta área protegida juega un papel trascendental como zona de dispersión poblacional y como pulmón vegetal, además de los grandes beneficios que puede rendir a la investigación científica, a la educación ambiental y al esparcimiento de la población.
El Parque Nacional fue establecido con el nombre de El Ávila por el Decreto Nº 473 de fecha 12 de diciembre de 1958, el cual afectó un área de 66.192 hectáreas. El 26 de mayo de 1974 se emitió el decreto Nº 114 que incorporó tierras adicionales al parque y aumentó su superficie a un total de 81.900 ha, y el 22 de abril de 2010, por el decreto presidencial Nº 7.388, publicado en la Gaceta Oficial Nº 39.419, de fecha 07 de mayo de 2010, cambió su nombre a Parque Nacional Waraira Repano, respondiendo al deber del Estado de promover el vínculo cultural de los primeros pobladores indígenas y honrar la herencia histórica que se transfiere de generación en generación, y al nombre otorgado por sus primeros habitantes aborígenes, Waraira Repano, como se señala en los considerandos de dicho decreto.
El parque tiene condiciones y situaciones muy especiales, ya que en casi todo su perímetro limita con áreas urbanas, lo que crea serios problemas de conservación del medio. A pesar de ello ha sido posible mantenerlo fuera de la vorágine urbanística, destacándose que el establecimiento del límite urbano de Caracas por la Oficina Metropolitana de Planeamiento Urbano se realizó acatando los linderos fijados en el Decreto de creación del parque. En su interior se asientan algunos pequeños caseríos cuyos habitantes viven de una agricultura de tipo tradicional (conucos) y algunos asentamientos de cultivadores de flores, hortalizas y frutos menores. Sin embargo, tales actividades están limitadas.
En la conformación de esas características y valores del entorno natural de la capital, tuvo siempre importancia y una singular influencia, la imponente serranía que la separa del mar: el macizo del Ávila.
Este prominente rasgo físico geográfico, que define por el Norte el límite del valle, está indefectiblemente unido a la historia y a la ecología de la ciudad y es parte vital de la misma. Por eso se han hecho grande esfuerzos para preservarlo, ya que forma prácticamente una unidad con la ciudad de Caracas.
En 1952, con ocasión de reunirse en Caracas la Asamblea de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales (UICN), se propuso que el Cerro El Ávila fuese declarado Parque Nacional.
En 1954, el Reverendo Hermano Ginés, director de la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, ponía una vez más de relieve el valor de la montaña cuando afirmaba que: “Caracas puede sentirse orgullosa y agradecida de haber sido favorecida por la Naturaleza con montañas como la del Ávila, a cuyos pies se cobija y de cuyo paisaje puede disfrutarse permanentemente. Esa montaña y otras circundantes constituyen no sólo el elemento paisajístico cantado por los poetas y el origen de muchas aguas, sino que viene a ser providencial para proporcionar aquel factor que le falta al hombre en la ciudad: el contacto con la Naturaleza”.
Estos significativos antecedentes, junto con el violento crecimiento que experimentó Caracas en la década de los años 50, constituyeron la principal motivación para que el Gobierno Nacional tomara la sabia y previsora decisión de decretar la creación del Parque Nacional.
La disposición oficial fue muy acertada y oportuna, ya que permitió hacer frente a las fuerzas incontroladas de expansión física y demográfica de la ciudad, que amenazaban con desbordarse sobre la montaña mayor. También subrayaba el interés de revalorizar la única zona de expansión al aire libre en las proximidades de la ciudad.
Esta área protegida juega un papel trascendental como zona de dispersión poblacional y como pulmón vegetal, además de los grandes beneficios que puede rendir a la investigación científica, a la educación ambiental y al esparcimiento de la población.
El Parque Nacional fue establecido con el nombre de El Ávila por el Decreto Nº 473 de fecha 12 de diciembre de 1958, el cual afectó un área de 66.192 hectáreas. El 26 de mayo de 1974 se emitió el decreto Nº 114 que incorporó tierras adicionales al parque y aumentó su superficie a un total de 81.900 ha, y el 22 de abril de 2010, por el decreto presidencial Nº 7.388, publicado en la Gaceta Oficial Nº 39.419, de fecha 07 de mayo de 2010, cambió su nombre a Parque Nacional Waraira Repano, respondiendo al deber del Estado de promover el vínculo cultural de los primeros pobladores indígenas y honrar la herencia histórica que se transfiere de generación en generación, y al nombre otorgado por sus primeros habitantes aborígenes, Waraira Repano, como se señala en los considerandos de dicho decreto.
El parque tiene condiciones y situaciones muy especiales, ya que en casi todo su perímetro limita con áreas urbanas, lo que crea serios problemas de conservación del medio. A pesar de ello ha sido posible mantenerlo fuera de la vorágine urbanística, destacándose que el establecimiento del límite urbano de Caracas por la Oficina Metropolitana de Planeamiento Urbano se realizó acatando los linderos fijados en el Decreto de creación del parque. En su interior se asientan algunos pequeños caseríos cuyos habitantes viven de una agricultura de tipo tradicional (conucos) y algunos asentamientos de cultivadores de flores, hortalizas y frutos menores. Sin embargo, tales actividades están limitadas.
Foto: Erick Marquez
Sabas Nieves
Foto: Manuela Ojeda- Vista de Caracas |
Foto: Manuela Ojeda-Centro de Ejercicio y Recreación |
Foto: Manuela Ojeda-Ruta por Sabas Nieves |
Foto: Manuela Ojeda-Sabas Nieves Espacio de descanso |
Foto: Manuela Ojeda-Venta de Helados Ecológicos |
Foto: Manuela Ojeda-Vista desde Sabas Nieves |
Foto: Manuela Ojeda-Visitantes del El Ávila |
Un recorrido de una hora del parque es el popular paseo a Sabas Nieves, en tiempo estimado para estar allí es a preferencia del usuario. Puede ser medio día, de un día completo o también con el equipamiento necesario es posible pernoctar en la montaña.
En el Ávila es necesario cumplir con las normas del parque nacional, por ello: No se deben ingerir bebidas alcohólicas, no se debe subir con animales, ni con armas de fuego, no se debe usar equipos de sonido con mucho volumen. Asimismo, no se deben cortar las flores, ni molestar a los animales.
Para las excursiones cortas un short y una franela son apropiadas. Hay lugares donde hay tomas de agua potable de la misma montaña. Al llegar a Sabas Nieves se puede disfrutar de los tradicionales helados de limón y tamarindo. Sin embargo, para llegar a otros lugares más altos es recomendable llevar las bebidas que se vayan a necesitar, así como la comida. Si las excursiones son más largas o a lugares más altos, es recomendable usar pantalones largos y botas.
Principales rutas de acceso
En la gráfica se pueden observar las principales rutas de acceso a la montaña, ubicadas en la zona Norte de Caracas. Es aquí donde están las principales rutas y las mayores elevaciones para los turistas que deseen subir a pie.
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